Para hablar de las numerosas particularidades que dan forma y carácter a la obra de Melvin Martínez, quizás se deban analizar primero sus generalidades. Al preguntarse qué parte toma su trabajo dentro de la esfera del arte actual, la ecuación se vuelve enriquecedora si se consideran sus circunstancias sociales, políticas y culturales, que es donde se develan algunos de los panoramas que configuran su mundo de artista.
En primera instancia, se puede hablar de su origen puertorriqueño, que lo sitúa en una plataforma con dos importantes accesos. Por un lado Melvin Martínez está vinculado a un ambiente cosmopolita debido en cierta medida a la familiaridad que Puerto Rico tiene con aspectos culturales y económicos de los países de Norteamérica; y por otro, es también partícipe de la conciencia de la <<otredad>> que implica formar parte de Latinoamérica, por obvias asociaciones geográficas, históricas y culturales. Debido entonces a su geopolítica, Melvin Martínez recibe de primera mano las influencias de los discursos que han dominado la Historia del Arte moderno -especialmente los del contexto estadounidense-, al mismo tiempo que manifiesta una sensibilidad y lógica inclinación ante las especificidades artísticas y sociales que comparten los países latinoamericanos, los cuales durante el siglo XX y hasta la fecha han orbitado muchas de sus reflexiones alrededor del tratamiento de la alteridad y diferenciación artística con respecto a los discursos establecidos desde los centros-ciudades clave.
No es de extrañarse entonces que grandes tradiciones de la modernidad pictórica, como lo es el expresionismo abstracto, se manifiesten con tremenda naturalidad en su trabajo, evidente sobre todo en la potencia gestual plasmada en los soportes bidimensionales. Tal como Barry Schwabsky señala: “[Melvin Martínez]… is reminding us that the legacy of Jackson Pollock is still up for grabs […]”i, ubicándolo así en franca familiaridad con artistas de una tendencia muy específica, y asociándolo a los creadores actuales que dan -a través de lo visual- continuidad y relectura al concepto de la abstracción desde la mirada contemporánea. Al recordar obras que exaltan el uso de la pincelada, la textura y la espontaneidad gestual como Collage #5, o Americana -sólo por mencionar algunas-, no queda espacio para la duda, su campo de acción es el de la pintura, y más particularmente, el de aquella que versa sobre sí misma.
Mucho Gusto. Melvin Martínez
Casa Maaud, Cd. Mx.
Abril 2013